[Historia] Herencia Peverell.

Pasó tiempo desde que Éride a la edad de 8 años comenzó a vivir bajo los cuidados de su tía. Al inicio no fue nada fácil. Fedra se estresaba con bastante facilidad cuando la pequeña lloraba. Incluso, luego de que ella creciera un poco más, era complicado explicarle qué le sucedió a sus padres. Fue una tragedia enorme y que hasta el día de hoy, no se sabe a ciencia cierta el por qué sucedió y tampoco el cómo se podría haber evitado. Retomó su trabajo como Rompemaldiciones, por lo que salía más seguido de la casa, a veces pasaba hasta meses fuera. Esto permitió que la pequeña se desarrollara de manera un poco más independiente para su edad y en esas instancias, se quedaba al cuidado de la mejor amiga de su tía; y no solamente eso, en muchas ocasiones debía cuidar a su hermano menor.

Las veces que Fedra estaba en Londres con Éride, decidió prepararla para los peores casos, eso significa que le daba un entrenamiento al estilo puro de un Rompemaldiciones. Le enseñó un poco sobre Herbología, lo muy básico en primeros auxilios con y sin la necesidad de una varita y métodos extremos de supervivencia en caso de cualquier situación. Incluso, la platinada heredó un lazo de la verdad que venía de generaciones en las mujeres Peverell, por lo que a medida que la joven iba creciendo, también entrenaba con aquel lazo en momentos donde podría enfrentarse a combate, siendo bastante diestra en ese estilo.

A pesar de todo eso, no era lo único que le enseñaba su tía. Esta siempre le recalca que los Peverell son una familia de grandes talentos y dones, nunca podían mostrar ser menos; no por nada la historia de los tres hermanos era, sin duda, una de las historias que más se transmitía de generación en generación. Fedra creía, que en algún momento esas reliquias volverían a manos de la familia, como un derecho casi de nacimiento.

Ese pensamiento permaneció en la platinada durante todo ese tiempo, un hecho marcaría el antes y después ante la búsqueda, porque al cumplir 18 años se presentó un mapa frente a ella. Era bastante peculiar, porque de alguna manera sentía una conexión, incluso de cierto índole que le permitía obtener información por legeremancia. Todo hacía apuntar que el mapa la había elegido a ella y que la responsabilidad que tenía era aún mayor, buscar esas reliquias que le pertenecían por derecho.